Iglesia de Nuestra Señora de la Consolación
La Iglesia de Nuestra señora de la Consolación es considerada la “Catedral del Aljarafe” por su riqueza patrimonial y por sus grandes dimensiones, bastante inusuales para tan pequeña población.
En el centro neurálgico del municipio encontramos un templo construido que sustituye a una anterior modesta iglesia de ascendencia mudéjar. Textos que datan 1685 reflejan que el templo anterior se encontraba casi en ruinas ya que la techumbre de madera corría el peligro de caer, al igual que la torre. Entonces comenzó una pequeña restauración que finalizaría unos 10 años más tarde, ya que en documentos que datan a fin del siglo XVII ya no se verán especificados estos desperfectos.
El templo anterior constaba de tres naves. Contaba con un retablo de Nuestra Señora de la Consolación, de talla, dorado, con cuatro columnas y pintado en los intercolumnios. En un lateral aparecía el retablo del Evangelio, el Retablo de la Veracruz, esculpido. También se encontraba un Sagrario para comulgar.
En la Epístola, un retablo de Nuestra Señora del Socorro, un retablo de San José, en talla y dorado y un retablo de Santa Bárbara, pintado y dorado.
A pesar de su monumentalidad, es un claro ejemplo de edificación del barroco popular, contrapuesto al Barroco culto imperante en la época, que asumía formas dinámicas, exuberante decoración y un sentido escenográfico de las formas y volúmenes. Su construcción data entre 1725 y 1733.
Diego Antonio Díaz (1675-1748) fue el arquitecto del nuevo templo. Desarrolló su actividad durante la primera mitad del siglo XVIII. Esta iglesia parroquial fue su obra construida más importante. Fue patrocinada la obra por el arzobispo de la época, Luís Salcedo y Azcona, queriendo erigir un templo con unas dimensiones inusuales para la época, de planta de salón con una sola nave con dimensiones de 36 metros por 16,7 metros, cubierta de bóveda de cañón con lunetos y cúpula de media naranja sobre pechinas sobre un amplio crucero, capillas laterales con tribunas para poder celebrar varias misas simultáneamente, claro espíritu jesuítico. La iglesia se influye de los modelos de templos jesuíticos del arquitecto Jacobo Vignola, como la Iglesia del Gesú de Roma del siglo XVI.
Fachada del Buque
Encontramos una bella fachada debido a la combinación de las diferentes alturas de la torre del reloj, cúpula y campanario. El campanario no formaba parte del primer proyecto ya que no comienza la ejecución de ésta hasta 1733.
La fachada consta de diferentes cuerpos superpuestos divididos en tres calles. La calle central, la más ancha, es la que ocupa la portada. En las calles laterales aparecen recuadros. La calle principal está cerrada por un frontón redondeado e insinúan las estrechas calles laterales las cañas de dos torres que pertenecían al anterior proyecto. Sin duda la fachada es la obra culmen del arquitecto, que también trabajo en Sevilla capital, Carmona y Morón de la Frontera. Aquí utiliza el ladrillo limpio en grandes proporciones a base de molduras.
Fachada
Al exterior encontramos portada de ladrillo monumental, catedralicia, la obra maestra del arquitecto, de gran belleza, con mucha guarnición.
Díaz utiliza aquí su habitual estilo decorativo, el cual destaca por utilizar molduras en diferentes planos de profundidad, con una clara influencia de la Iglesia de Santa Rosalía de Sevilla. Combina las alturas del campanario, torre del reloj y cúpula.
La guarnición dibuja un arco de medio punto “Con intradós casetonado encuadrado por pilastras jónicas que apean en un cuerpo inferior de toscanas cajeadas con sus labores resaltadas en los cuáles aparece el ladrillo tallado en forma de alhomahadilla, con un ligero abocinamiento” según el profesor Sancho Corbacho.
Hay que destacar el perfil de la gran moldura, con muchos filetes que parten desde la base de la portada interior, continuando en la parte superior pero dejando un hueco en el frontón que cobija el arco casetonado para colocar una hornacina flaqueada por columnas corintias de ladrillo.
Al interior, sobre peana de forma gallonada y entre dos pilastras cajeadas se encuentra la imagen de la Virgen de la Consolación. Encontramos aquí molduras mixtilíneas que se abren al centro para dejar paso a dos columnas sobre altos pedestales que a su vez sostienen parte del entablamento curvo.
Torre Campanario
En un principio no formaba parte del proyecto inicial. Encontramos uno alto torre campanario adosado a la planta en su lado noroccidental. De esbeltas proporciones, comienza su construcción en 1733.
En la parte central encontramos balcones y ventanas decoradas con guarniciones de ladrillo. El cuerpo de campanas se separa de esta sección a través de una ancha importa de piedra que se adorna con columnas, pilastras y traspilastras de las que se decoró sus fustes con verduguillos y azulejos de color azul. Estas mismas también las encontramos en el remate final del chapitel. El chapitel se levanta sobre un banco octogonal, levantándose en forma piramidal. Sus caras son algo curvas.
Finalizada la construcción del templo, en 1733 Diego A. Díaz recibe un nuevo encargo. Esta vez debería proyectar en la plaza que se encuentra junto al templo un mesón, que actualmente aún se encuentra, y un arco que comunicase la iglesia con el Palacio Arzobispal que se encuentra contiguo, el cual fue ampliado en 1735 por el mismo arquitecto. Salcedo y Azcona ordena construir también dos casas más en la plaza, que hoy no se conservan, que servirían de viviendas al sacerdote y a la fábrica parroquial de 1735 a 1741. Para ello se reutilizaron los materiales sobrantes de la construcción del templo.
Madoz concretó que con toda seguridad Diego Antonio Díaz finalizó las obras en 1793. Según Sancho Corbacho, la Iglesia de Nuestra Señora de la Consolación es una clara interpretación del Sagrario de la Catedral y la Capilla del Niño Jesús Nazareno.
Al interior encontramos elementos artísticos muy destacados en el interior, haciendo las veces de decoración del conjunto. Destacamos fundamentalmente:
Retablo Mayor
Este extraordinario retablo realizado por el escultor Pedro Duque Cornejo y Roldan sirvió de elemento pedagógico e instructivo para los fieles que acogía el templo. Escultor, retablista, grabador y pintor, Duque Roldán procede de una familia con amplia formación artística. Su abuelo, Pedro Roldan, fue un destacado escultor de imágenes procesionales. Pero de quién más aprendió fue de su tía Luisa Roldán- La Roldana- de la que aprendió características como su gran movilidad, el gusto por los detalles pintorescos y cierto matiz femenino.
Duque Roldan trabajó en diferentes puntos de Andalucía y España, en la que dejó trabajos como la Virgen de la Antigua de la Catedral de Granada o el Sagrario de la Cartuja del Paular de Madrid. En Sevilla, destaca el magnífico Retablo Mayor y Capilla de los Novicios de la Iglesia de San Luís de los Franceses. Su obra supone una de las últimas grandes manifestaciones del barroco sevillano y la mejor representación del estilo.
Se trata de una verdadera obra de arte que hace también las funciones de cubierta del muro tras el altar, por ello el retablo se considera un mueble de culto. Podemos encontrar altares de madera, piedra o metal pero es la madera la que predomina debido a su bajo coste y fácil ejecución. Duque Cornejo realiza dos bocetos previos sobre pergamino como anteproyecto, escogiéndose finalmente que el del lado derecho, que finalmente fue ejecutado por Felipe Fernández del Castillo, autor también de los retablos pictóricos del templo, teniendo constancia que firmó un contrato con fecha de 7 de enero de 1733 por una cuantía de 66 mil reales.
Normalmente los retablos representaban la iconografía de la vida de Cristo, la Virgen y los Santos., aunque con el paso de los años los elementos van cambiando. Duque Cornejo se influyó de los retablos barrocos de la Italia del siglo XVII. De simétrica composición, son dos cuerpos los que dividen el retablo. En el primer cuerpo se encuentran cuatro postes a modo de soportes en el que se alternan columnas y estípites copiosamente decorados, rematados por grandes volutas que soportan el ático y forman el cuerpo central, sobre las cuáles se asientan otros tantos ángeles, de talla, que sostienen dos grandes medallones que aparecen en el ático, a los lados de uno central aún mayor que representa la Asunción de la Virgen, conjunto éste que conforma el segundo cuerpo.
Los cuatro grandes soportes hacen que la parte central del retablo se divida en tres calles. Entre los soportes, en los intercolumnios, encontramos talladas las imágenes de San Miguel, San Rafael, San Pedro y San Pablo. San Joaquín y Santa Ana, aparecen tallados, con más de un metro de altura, junto a la puerta del Sagrario. En la parte central del cuerpo inferior se encuentra el Sagrario. Lo ocupa el manifestador (dosel o templete en el expone el Santísimo Sacramento) y el tabernáculo o camarín, encontrándose en su interior la talla de la Virgen de Nuestra Señora de la Consolación, escultura de más de 1,5 metros de altura, cubierta bajo un baldaquino con una pequeña bóveda en la hornacina, bastante mayor que la del tabernáculo, y sostenida por dos angelitos. Encontramos sobre la hornacina el escudo del promotor del templo, Salcedo y Azcona.
En las calles laterales aparecen las tallas de San Pedro y San Pablo que, con toda posibilidad, sean obras de Duque Cornejo. ¿Por qué pensamos en esto? Sólo hay que conocer las características del trabajo del escultor. Normalmente sus tallas presentan paños muy volados, profundos cortes en la talla y un característico modo de enrollar los mantos en la cintura. En general, Duque Cornejo muestra en su obra un barroquismo desbordante y recargado al que se le suma una rica y brillante policromía. En la parte derecha vemos un relieve con el tema de la Natividad del Señor y en el lado izquierdo encontramos una representación de la Natividad de la Virgen. Subiendo hacia el ático encontramos tres relieves con temas marianos: A la derecha vemos los Desposorios de la Virgen. En el centro, la Asunción de la Virgen. A modo de remate encontramos colgaduras con ángeles caudatarios.
El retablo muestra una gran monumentalidad en cuanto a altura, característica común con respecto a otros retablos del siglo XVIII en iglesias de poblaciones menores. Consta de banco, que sirve de base para las columnas, un cuerpo central y un ático de remate. La decoración es muy rica y exuberante, con las características propias de la retablística de la Escuela Sevillana del siglo XVIII.
A pesar de todo esto, su estado de conservación es lamentable y deteriorado. La carcoma es la principal causante de estos daños, al igual que la pérdida a lo largo de los siglos de elementos arquitectónicos y decorativos.
A cada lado del crucero encontramos un retablo, diferente al retablo principal, obras ejecutadas por Felipe del Castillo en 1734.
RETABLO DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO
A un lado del crucero se encuentra el Retablo de Nuestra Señora del Rosario con el Niño en brazos de candelero. Arriba, San José a tamaño natural, con dos angelitos a ambos lados de talla. Abajo, Santa Inés, Santa Teresa de Jesús, Santa Catalina y San Juan de la Cruz. Junto a la puerta del Sagrario hay dos estatuillas de madera. Esta capilla se encuentra cerrada con una baranda.
RETABLO DEL CRISTO DE LA EXPIRACIÓN
Al otro lado del crucero se sitúa el Retablo de la Expiración de Cristo, en la que aparece Cristo Crucificado. A tamaño natural, rodean a Jesús la Virgen y San Juan, En la parte superior encontramos una Verónica y dos angelitos. En la base de las columnas aparecen tallados San Benito, San José de Calasanz, Santo Tomás de Villanueva y San Felipe Neri.
Sobre el Sagrario, una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, de cartón piedra, es flaqueada por dos estatuillas de santos. Todo el conjunto se encuentra cerrado con una baranda.
RETABLO DE LA CONCEPCIÓN
CAPILLA DE SAN JOSÉ
Otro retablo atribuido a Fernández del Castillo es el Retablo de la Purísima Concepción, también de talla. Presidido por la Purísima, de 50 cm de altura, está flaqueada por las imágenes de San Gregorio y San Antonio de Padua. A la izquierda aparece representado Cristo de la Veracruz a, tamaño natural, con dos angelotes a sus pies. En el lado derecho del altar, un pequeño altar con la representación de Nuestra Señora de la Sangre con el niño en brazos, pero esta vez aparece vestido. En el ático y rematando aparece un relieve de la Asunción. Los altares están pintados de blanco y las partes a resaltar, como los filetes, en oro.
En el tabernáculo o camarín de este retablo vemos representado a Jose con el Niño en brazos. Alberga también una imagen del Santo Ángel de la Guarda, una urna-retablo jaspeado y en su hornacina principal vemos la tala de San Francisco de Asís. Junto a ésta, un pequeño altar con Nuestra Señora del Socorro escoltada por dos niños Jesús de vestir.
CAPILLA DE LAS ÁNIMAS
En esta capilla encontramos un gran lienzo de 4 metros por 3 metros con la representación del Purgatorio. Flaqueando el cuadro se encuentran dos armarios en la que se albergan algunos enseres de la iglesia. Dentro de la capilla se albergan varios cuadros del pintor Domingo Martínez, autor también de los cuadros del baptisterio. Destaca un cuadro de San Juan Bautista de 3 metros por 2, 5 metros, presidiendo la capilla. En el centro, una pila bautismal de mármol de 1 metro de diámetro, que data 1761.
Dentro del templo encontramos imágenes que no pertenecen a ningún retablo, como lo son San Luís Beltrán, San Luís de Tolosa, San Luís de Gonzaga y San Luís de los Franceses, situándose sobre la cornisa de los brazos del crucero. Todas ellas talladas durante el primer tercio del siglo XVIII.
A continuación, se enumeran varios lienzos repartidos por la iglesia, como lo son San Ildefonso, una Sagrada Familia, una Dolorosa, una Encarnación, una Santísima Trinidad, un San Bartolomé, Nuestra Señora de Guadalupe, Santa Bárbara, la Virgen del Carmen sacando las almas del purgatorio, Descendimiento de Jesús, una Virgen de la Antigua, Virgen del Carmen, la Purísima Concepción, destacando la pintura de Santa Bárbara (1733-35), que es sin duda la mejor obra de Domingo Martínez. Fue costeada por el arzobispo Salcedo y Azcona. Con una clara influencia de Murillo, aparece la Santa majestuosa y elegante rodeada de angelotes.
Domingo Martínez (1688-1749)
Fue un destacado pintor de la Escuela Sevillana. Encontramos dos etapas en su obra, una primera con una destacada influencia del pintor Murillo y una segunda etapa con clara influencia de las escuelas francesas e italianas. Fue pintor de cámara del arzobispo Salcedo y Azcona, realizando para él numerosas obras. Un ejemplo a destacar es la Capilla de la Antigua de la Catedral de Sevilla.
Para la Iglesia de la Consolación de Umbrete realizó los lienzos de Santa Bárbara y San Juan Bautista, que se encuentra junto a la pila bautismal, y el retrato del arzobispo Salcedo y Azcona que se alberga en la Sacristía. También en la Sacristía, una amplia sala de 17 metros, encontramos los lienzos de “Santo Domingo”, “Jesús con la cruz a cuestas”, “San José, la Virgen con el Niño”,” Judith con la cabeza de Holofernes” una litografía del Papa León XIII y una copia de Murillo del cuadro de “Santa Rosa de Lima”.
Sagrada familia
Judith con la cabeza de Holfernes
Santa Bárbara
Destacamos también en la Sacristía un sagrario portátil tallado y dorado, dos grandes cajoneras de madera talladas y un armario de madera. En la tribuna del coro encontramos en órgano neoclásico del año 1788 aproximadamente.
Se conservan en el templo obras de orfebrería y plata de inigualable calidad, como los son una Cruz Parroquial, un incensario, decorados de rocalla del último tercio del siglo XVIII, un cáliz sobre dorado con una inscripción que habla sobre el arzobispo Delgado y Venegas, un relicario de 1690, un copón de finales del siglo VIII grabado con los punzones de Nicolás de Cárdenas y Juan Caballero, un portaviático para llevar la comunión de los enfermos que no podían asistir a la misa con su coponcito y cadenas, un viril sobredorado, un cordero de altar, crismeras para el bautizo, una ampolleta sobre dorada para la extremaunción, una corona labrada de la Virgen de la Consolación y otra corona para el niño en brazos, una corona y media luna de la Virgen del Socorro, potencias y corona del Cristo de la Veracruz y del Cristo de la Expiración, un cetro de 40 cm de plata repujada de la Virgen del Consuelo, una Cruz de plata de la Hermandad de San Bartolomé, de 1702, una Cruz de plata de la Virgen del Rosario, y dos Cruces de plata, una ráfaga y media luna de esta última Virgen.
Órgano
Cruz parroquial
Sagrario
Simpecao de la Hermandad del Rocío de Umbrete
Vestiduras litúrgicas
Como ropas sagradas, en blanco, inventariadas por el párroco y fechadas en 1884 son once casullas, cuatro capas y cuatro dalmáticas (túnicas abiertas por los lados). Encarnados encontramos diez casullas, dos capas y cuatro dalmáticas. El resto de inventario lo concluyen catorce albas, siete amitos (que son las prendas que cubren la espalda cuello del sacerdote), nueve pares de corporales, cíngulos (cordones) y toallas.
Redacción e imágenes de la alumna-trabajadora: Dña. María Ángeles Morales Arce Respall.