Iglesia Parroquial de Santa María de la Oliva
Durante el siglo XIV uno de los edificios primeramente erigidos en las antiguas alquerías musulmanas fueron las iglesias, muchas de ellas edificadas en lo que antes habían sido mezquitas o pequeños lugares de culto musulmanes. La mayoría de ellas tomaban la advocación de la Virgen Santa María de la Asunción o de Agosto.
Así sucedió con la Iglesia de Santa María de la Oliva de Salteras en cuyo retablo mayor se alojó una imagen de vestir de la Virgen bajo el Misterio de su Asunción a los Cielos.
En 1540, la villa desarrolló un importante crecimiento poblacional. A raíz de ésto también adquirió gran auge la práctica de culto en su templo el cual pronto se quedó pequeño teniéndose que derribar, por orden del obispo Diego de Loaysa, para construir el actual.
Construida, pues, en 1540 la Iglesia es de estilo mudéjar y fue construida a lo largo de los siglos XVI y XVII. Su autoría recae en Alonso Beltrán, Pedro Díaz de Palacio, Juan de Burgos y Pedro Silva. Entre sus elementos más característicos se encuentra la torre, de unos 50 m de altura, adosada a los pies de la nave izquierda y concluida en el siglo XVII, rematada con un campanario de dos cuerpos y un pináculo de ocho lados recubierto de azulejos.
Se accede a la Parroquia por tres portadas.
Tiene planta basilical y dispone de tres naves separadas por seis pilares. En su cabecera hay una capilla mayor cubierta con una bóveda.
El retablo del altar mayor (siglo XVII), de gran valor histórico y cultural, consta de cinco calles, con pinturas que hacen referencia a la vida de los santos y de la Virgen pertenecientes a la escuela de Francisco de Ocampo . En su calle central aparece un lienzo de la Inmaculada sostenida por cuatro ángeles y en el remate, un grupo escultórico del Calvario. En el prebisterio hay algunas pinturas del siglo XVII, de gran tamaño, como la que representa la Aparición del Ángel a los pastores y la del Ecce Homo.
En la nave izquierda (Nave del Evangelio) hay varias esculturas, entre las que caben citarse la de Santa Ana con la Virgen y la del Crucificado, de tamaño natural, acompañado de una Virgen de vestir y una Magdalena.
En cuanto a las pinturas destacan un gran lienzo de la Trinidad y una Inmaculada, inspirada en la escuela de Murillo.
LEYENDA DE SUSSANA FÁMULA
Incrustada en el muro y cercana al prebisterio se encuentra una lápida visigoda del 520 bajo la que yacen los restos de la mártir Sussana Fámula. Según la leyenda, un día de 1612, un agricultor, vecino de Salteras, trabajaba en sus viñedos cuando descubrió una extraña piedra y, bajo ella, un esqueleto que, asustado, dejó allí.
Los curas de Salteras, enterados del suceso, y tras leer en la lápida la inscripción “famula Dei” (sierva de Dios), comunicaron el hallazgo al Arzobispado de Sevilla. Tras estudiar los hechos, la iglesia llegó a la conclusión de que Susanna Famula había muerto en el 571 de la era cristiana, durante el reinado visigodo de Leovigildo, tiempos en los que en Hispania imperaba el arrianismo.
Susanna, mártir del cristianismo, tenía 41 años cuando murió y , considerando que su cuerpo llevaba más de mil años sepultado, sorprendía su escasa corrupción. Por orden del arzobispo, sus restos fueron enterrados en la iglesia Parroquial y cubiertos con su vieja lápida
También en esta misma nave se encuentra el Sagrario en la que se hallan un gran lienzo de la Inmaculada vestida con los colores azul y rojo y una escultura de San Miguel y otra de San Ginés. Es de destacar también un magnífico frontal de altar de madera tallada, que imita un tejido, de la primera mitad del siglo XVIII.
En la nave derecha (Nave de la Epístola) hay un pequeño retablo de un solo cuerpo, pilastras corintias, hornacina central y frontón, de la primera mitad del siglo XVII, época en la que se datan las pinturas que lo adornan.
En la misma nave se halla una mesa de altar, con Sagrario y frontal de madera tallada y pintada al estilo rococó, sobre el que se apoya un Niño Jesús de la escuela de Martínez Montañés. Merecen mencionarse también las pinturas de un Ecce Homo y una Santa Faz (siglo XVIII).
También en la nave de la Epistola se encuentra la Sacristía donde se conserva un exvoto dedicado a un milagro del beato Fray Diego de Cádiz fechado en 1801.
Otro de los elementos singulares de esta iglesia es el reloj de la torre, de gran valor artístico. Se construyó por iniciativa del Ayuntamiento de Salteras, y tras la autorización de la Diócesis de Sevilla para su colocación en el templo, quedó completamente colocado el 1 de septiembre de 1865. Realizado en Bilbao en la fábrica de D. José Zugasti e Hijos, y similar al de la iglesia de San Lorenzo de Sevilla, ha sufrido diversas reparaciones y restauraciones, la última ejecutada en el año 2004 y que supuso su retorno a lo alto de la torre tras varios años en el ayuntamiento.
Capilla de Nuestra Señora de la Oliva
La primitiva Ermita y el Hospital de Nuestra Señora fueron construidos en 1540, ambas construcciones de estilo mudéjar.
La ermita original se construyó con los materiales de derribo de la vieja iglesia medieval y estaba compuesta por dos naves, una central y otra más pequeña separadas por pilares, conteniendo estos arcos apuntados y techumbre de madera. La fachada estaba rematada por una pequeña espadaña que alojaba una campana de pequeñas dimensiones, así como un azulejo de la Virgen del siglo XVIII que aún se conserva.
Adosado a la ermita se hallaba el Hospital de mujeres, hoy convertido en Casa Hermandad, en cuya parte posterior se encontraba y se encuentra un patio en el que se conservó, junto al pozo, hasta mediados del siglo XX el famoso olivo sagrado (según la leyenda lo hizo brotar Santa María de la Asunción o de Agosto, primera advocación de la Virgen de la Oliva, como señal de que se le diera definitivo culto allí. A este olivo se le dio un carácter milagroso de tal manera que de su fruto, de sus ramas y de su aceite podrían beneficiarse las mujeres que al Hospital llegaban para procurar su deseada curación. A este árbol se le debe la actual advocación).
En 1954 se derribó la antigua capilla y se construyó la actual que alberga en su interior la imagen de Ntra. Sra. de la Oliva, patrona de Salteras y de todos los olivareros de la provincia. La capilla es un edificio de una sola nave, en el que destaca la espadaña y el azulejo dedicado a la Virgen que se halla en la portada.
PATRIMONIO ARTÍSTICO DE LA CAPILLA
La Imagen de la Virgen de la Oliva: En el interior de la ermita se aloja la imagen de Nuestra Señora de la Oliva. Su autoría se desconoce aunque la imagen data del siglo XVI. Fue coronada canónicamente el 25 de junio de 2005.
Orfebrería de la Virgen:
Coronas:
La Virgen de la Oliva tiene en la actualidad varias coronas.
La más antigua es de plata de ley y está rematada en rayos con 18 estrellas alternas.
Una es de metal plateado adornada con pedrería de imitación. En la parte superior del puente de la cabeza presenta la inscripción: "Primer fruto de su toreo ofrendado a la Virgen de Salteras, por el novillero Antonio González Navarro 1955”
Tiene otra corona de alpaca dorada neobarroca donada en 1984 por un matrimonio al cumplir sus bodas de plata. Por último desde la coronación canónica de 2005 la Virgen posee una corona de oro de ley, además de una también de oro del Niño de la Virgen elaboradas ambas por Manuel Valera Cordobés.
La Ráfaga: La ráfaga que rodea el cuerpo de la Virgen es de latón dorado y está adornada por rocallas, pudiéndose situar hacia la mitad del siglo XIX.
Cetro y ramo de olivas: El cetro y ramo de olivas son de plata labrada y sobredorada, el cetro está decorado con rocallas y corresponde probablemente a la donación de Pedro Polvillo Sánchez de Cerpa en 1749.
El ramo de olivas es moderno y fue donado por un grupo de mujeres de Salteras, en los años sesenta, empleadas en un almacén de aderezo de aceitunas.
Recientemente con motivo de su Coronación la Virgen estrenó un nuevo cetro de oro de Ley, realizado por el antes mencionado Manuel Varela Cordobés.
Media Luna: La media luna es de plata de ley sobredorada, magnifica obra del siglo XVIII. Está decorada de rocallas y en la parte superior se representa una cara humana.
Zapatos: Los zapatos del Niño de la Virgen, son de plata de ley sobredorada aunque, recientemente, le han sido donados unos zapatitos de oro.
Potencias: Las potencias del Niño, son de plata de ley sobredorada. Consta de un arco con las tres potencias en una sola pieza datada en el siglo XIX.
Corazón: El corazón de oro del Niño, sustituyó a otro anterior, plateado, de 1965. Como curiosidad, decir que, en su interior, se hallan anotados en un papel el nombre de todos los saltereños.
Lámpara: Lámpara de plata de ley, repujada de escuela sevillana, consta de un plato circular decorado con gallones y elementos decorativos propios del rococó
El retablo: La Virgen de la Oliva se alojó hasta hace muy poco tiempo en un retablo neoclásico procedente de la Capilla de Hermanas del Hospital Psiquiátrico de Miraflores.
El Niño del Mayorazgo: Siempre se halló ubicado en el retablo a la izquierda de la Virgen. Se le denomina así por creerse que procede de la Hacienda del Mayorazgo de los Ribera. Se trata de una magnifica talla en madera de cedro policromada, posiblemente del imaginero Juan de Mesa (siglo XVII).
San José: Al lado derecho de la Virgen se encontraba una pequeña talla de San José con el Niño en brazos, de madera tallada y policromada correspondiente a la segunda mitad del siglo XVII
Pinturas:
Inmaculada Apocalíptica: En ella aparece la Virgen vestida con los colores rojo y azul. En su ángulo inferior parece firmada por Juan de Roelas, excelente pintor del siglo XVII.
Abrazo en la Puerta Dorada: Es un lienzo del siglo XVIII. En su elaboración se presume la intervención de dos autores distintos pues en el cuadro se aprecia una parte de mayor calidad y otra más mediocre.
Virgen con el Niño o Virgen de la Granada: Aparece la Virgen sentada con el Niño dormido en la pierna izquierda, sosteniendo en la mano derecha una granada. Se puede fechar en la primera mitad del siglo XVII.
Sacrificio de Isaac: Es un lienzo perteneciente al siglo XVII. De escuela sevillana siguiendo el estilo de Murillo, pertenece a principios del siglo XIX. Fue donada a la ermita en su testamento por el párroco don Antonio Rodríguez Cruz.
Trabajo realizado por el Alumno-Trabajador D. Fco. Gabriel Moreno Ruiz
BIBLIOGRAFÍA:
“Guía artística de Sevilla y su provincia (II)”, Alfredo J. Morales. 2004